Bajo el Arcoíris de las Estrellas Temerosas

En un rincón mágico del universo, donde las estrellas titilaban como pequeñas sonrisas, existía un lugar especial llamado el Reino de las Emociones. Allí, cada sentimiento tenía su forma y su hogar, pero había un espacio que todos conocían: el Arcoíris de las Estrellas Temerosas.

En este lugar vivía un pequeño ser llamado Lía, un hada alegre y curiosa, con alas brillantes de colores. A pesar de su belleza, había algo que la hacía sentir diferente: Lía había sido tocada por la inseguridad. Cuando viajaba con sus amigos bajo el arcoíris, a menudo se sentía pequeña y asustada, como si las estrellas se burlaran de su brillar.

Un día, mientras paseaba por el bosque encantado, Lía escuchó un susurro entre los árboles. "¿Puedo jugar contigo?" preguntó una voz suave. Era el Monstruo del Miedo, un peludo y triste ser con ojos grandes, que guardaba inseguridades de todos los que se acercaban. En lugar de asustarse, Lía sintió un cosquilleo de curiosidad.

—Hola, Monstruo del Miedo —dijo Lía con una sonrisa tímida—. ¿Qué te trae aquí?

El Monstruo, apenado, respondió: —No sé cómo ser valiente. Cada vez que quiero salir a jugar, siento que me atrapan mis pensamientos oscuros.

Lía comprendió que la inseguridad no solo habitaba en ella, sino también en su nuevo amigo. Así que decidió invitarlo a un juego. —¿Y si jugamos a ser valientes juntos? —sugirió. Aquella idea iluminó los ojos del Monstruo. Se sentaron en un claro del bosque y comenzaron a crear historias de valentía.

Mientras inventaban relatos sobre héroes que enfrentaban dragones o exploraban tierras lejanas, descubrieron que su inseguridad empezaba a desvanecerse. Juntos, se rieron y se apoyaron, convirtiendo sus miedos en personajes divertidos. El Monstruo se dio cuenta de que no estaba solo, y que compartir sus temores lo hacía más ligero.

En ese momento, apareció la Llama de la Rabia, con un fuego cálido que les dijo con dulzura: —La inseguridad y la rabia pueden ser compañeros a veces, pero también pueden ser profesores. Aprendan de ellos y los transformarán.

Así, Lía y el Monstruo del Miedo decidieron hacer un viaje bajo el Arcoíris de las Estrellas Temerosas. Cada paso que daban, las estrellas parpadeaban más brillantes, como si aplaudieran su coraje. Con cada historia, descubrieron que la inseguridad era solo una parte de ellos, y que podían elegir cómo mirarla.

Al final de su aventura, estaban rodeados de un hermoso resplandor. El Monstruo ya no se sentía tan asustado, y Lía había descubierto que todos, incluso las criaturas más pequeñas, tienen un brillo único. Juntos, decidieron que el Arcoíris no solo simbolizaba los momentos felices, sino también los aprendizajes de sus temores.

Lía miró al cielo estrellado y, con una sonrisa, dijo: —Siempre habrá estrellas para guiar nuestro camino, incluso en la oscuridad.

Y así, el Monstruo del Miedo se convirtió en un amigo que siempre llevaba consigo, recordándole que es normal sentirse inseguro, pero hay mucha fuerza en compartirlo y enfrentarlo.


Y tú, pequeño viajero, ¿qué miedos has encontrado en tu camino? Recuerda que, al compartirlos, puedes encontrar la luz en la oscuridad.

#cuento terapéutico sobre la inseguridad

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