El Jardín de las Nubes Rojas y los Susurros de la Calma

Había una vez un niño llamado Leo que vivía en un pequeño pueblo. Leo era muy curioso y le encantaba explorar, pero había algo que a menudo le nublaba el corazón: el enojo. Cuando algo no salía como él quería, en su interior se encendía una Llama de la Rabia que lo hacía sentir muy mal.

Un día, mientras paseaba por un sendero más allá del bosque, Leo descubrió un lugar mágico: El Jardín de las Nubes Rojas. Las nubes allí eran de un rojo brillante y se movían delicadamente por el cielo, como si danzaran al son de una melodía suave. En el centro del jardín, había un árbol alto y fuerte, adornado con hojas doradas que brillaban como estrellas.

Curioso, Leo se acercó al árbol y, para su sorpresa, escuchó un susurro calmado que salió de sus ramas: “Hola, pequeño viajero. Soy el Árbol de la Calma. ¿Te gustaría conocerme?”

“Sí,” respondió Leo, ansioso.

“En este jardín,” continuó el árbol, “las nubes rojas representan tu enojo. A veces es fuerte y no hay que temerlo; solo hay que aprender a entenderlo. Si quieres, puedo ayudarte.”

Leo se quedó pensativo. “Pero, ¿cómo puedo hacer eso? A veces me siento tan abrumado…”

“Vente conmigo,” dijo el Árbol de la Calma, haciéndolo sentir seguro. “Vamos a jugar un juego. Imagina que cada nube roja es un pequeño sentimiento de enojo. JUNTOS, podemos hablar con ellas.”

De repente, Leo vio cómo las nubes comenzaban a descender y ahora flotaban a su alrededor. “Hola, nubes rojas. ¿Por qué están aquí?” preguntó con curiosidad.

Las nubes, formando distintas caras, comenzaron a responder en voces suaves. “Vinimos porque a veces te sientes frustrado; no eres malo por sentirnos. Tu voz y tu enojo cuentan, Leo.”

“Pero no sé qué hacer cuando siento eso,” dijo Leo con un susurro.

“Juega con nosotros,” dijo una nube que tenía forma de cerdita. “Conéctate a tu corazón. Cuéntanos cómo te sientes, y después, encontraremos un susurro de calma juntos.”

De repente, una hermosa mariposa dorada apareció entre las nubes. “Soy la Mariposa de la Empatía, y puedo mostrarte cómo transformar cada nube roja en algo hermoso,” dijo con dulzura. “Con solo un susurro, podemos hacer que tu enojo se sienta a gusto.”

“¿Cómo?” preguntó Leo, su rostro lleno de interés.

“Cuando sientas la Llama de la Rabia encenderse, respira profundo,” sugirió la mariposa. “Dibuja con tus manos un corazón en el aire, y dile a la nube cómo te sientes y qué deseas. Luego, pregúntale a tu corazón qué es lo que realmente necesitas.”

Leo sintió que, en su pecho, la Llama de la Rabia comenzaba a aplacarse. “Me gustaría sentirme más tranquilo y encontrar una solución,” dijo tímidamente.

La nube, al escuchar su deseo, se transformó en una suave brisa que acariciaba el rostro de Leo. “Ahí tienes tu Susurro de la Calma,” le dijo el árbol. “Cada vez que te sientas enojado, recuerda este jardín y el poder que tienes dentro de ti. Tu enojo es parte de ti, pero no define quién eres.”

Con una nueva luz en sus ojos, Leo comprendió que su enojo podía ser transformado. Con un corazón más ligero, regresó a casa, recordando cada momento en el Jardín de las Nubes Rojas. Ya no temía al enojo; aprendió a conocerlo y a regar su jardín interior con los Susurros de la Calma.

Y así, cada vez que la Llama de la Rabia aparecía, Leo se recordaba a sí mismo que podía respirar, hablar y transformar esas nubes en suaves suspiros de calma.

Fin.

Y tú, querido lector, ¿cómo puedes transformar tus propias nubes rojas en susurros de calma?

#cuento terapéutico sobre el enojo

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *