Las Nubes de Sonrisas y el Río de Lágrimas
Capítulo 1: El Bosque de las Emociones
En un rincón mágico del mundo, donde los árboles susurraban secretos con sus hojas, existía un lugar llamado el Bosque de las Emociones. En este bosque, cada emoción tenía su forma, color y voz. Las Sonrisas eran suaves y luminosas, como nubes esponjosas que flotaban en el cielo azul. Sin embargo, también había un misterioso Río de Lágrimas que serpenteaba por el bosque, y en sus aguas transparentes se reflejaban muchos sentimientos profundos.
Capítulo 2: El Protagonista
Nuestro protagonista era un pequeño duende llamado Timo. Timo era conocido por su risa contagiosa, pero también tenía un secreto: a menudo se encontraba en el Río de Lágrimas, sintiendo cómo sus ojos se llenaban de agua. Timo a veces lloraba sin saber por qué, y se sentía extraño al hacerlo. ¿Por qué a veces las lágrimas no eran como las nubes de Sonrisas?
Capítulo 3: La Confusión de Timo
Un día, mientras jugaba cerca de la orilla del río, Timo conoció a Lira, la hada de las Emociones. Lira tenía alas brillantes y una voz suave, como un susurro entre el viento. Al ver a Timo con lágrimas en los ojos, se acercó y le dijo:
—¿Por qué lloras, querido duende?
Timo, con un suspiro profundo, respondió:
—No lo sé, Lira. A veces, siento que tengo muchas cosas dentro, y no puedo hacer que se vayan.
Capítulo 4: El Viaje por el Río
Lira sonrió y lo tomó de la mano.
—Vamos a dar un paseo por este Río de Lágrimas —propuso—. A veces, las lágrimas son como nubes que necesitan romperse para dejar pasar el sol.
Juntos, saltaron sobre piedras luminosas y avanzaron por el río. Lira comenzó a señalar las diferentes emociones que flotaban sobre las aguas. Timo vio cómo algunos pececitos brillantes llevaban en su boca Sonrisas, mientras que otros, más oscuros, llevaban pequeñas nubes grises.
Lira explicó:
—Las lágrimas pueden mostrar cómo estamos por dentro. A veces, lloramos de felicidad y otras veces de tristeza. Ambas son importantes.
Capítulo 5: La Revelación
Mientras navegaron por el río, Timo vio un pez que se mostraba tímido, escondido entre las piedras.
—Ese es el Pez de la Tristeza —dijo Lira—. No te sientas mal por llorar, Timo. A veces, abrir el corazón y dejar que los sentimientos fluyan es una manera de curarte.
Timo miró al pez y se dio cuenta de que también él tenía a veces cosas que quería compartir.
—¿Y qué puedo hacer cuando no sé cómo me siento? —preguntó.
Capítulo 6: La Nueva Perspectiva
Lira sonrió y dijo:
—Puedes hablar con tus Sonrisas. Imagina que cada lágrima es una nube que, al estallar, hace espacio para el sol.
Timo pensó en las nubes de Sonrisas flotando sobre su cabeza y en cómo podía aprender a verlas incluso cuando llora.
—¡Eso es! Puedo hacer un juego: conectarme con mis emociones y ver qué necesitan.
Con esa nueva idea, Timo se sintió más ligero. Cuando regresaron a la orilla, miró al cielo. Las nubes de Sonrisas brillaban y parecía que él podía tocarlas.
Capítulo 7: La Transformación de Timo
Desde ese día, cuando Timo sentía que las lágrimas amenazaban con empañar su visión, se sentaba junto al Río de Lágrimas y hablaba con las nubes. Las Sonrisas siempre volvían, y Timo aprendió que no había nada de malo en llorar. A veces, esas lágrimas le ayudaban a ver más claro.
Epílogo: Un Nuevo Amanecer
Con el tiempo, Timo se convirtió en un duende conocido por su alegría sincera y su comprensión de las emociones. Siempre decía a sus amigos que, tras cada lluvia, hay un hermoso arcoíris esperando salir.
—¿No es bonito —reflexionó un día— que nuestras lágrimas puedan hacer florecer las Sonrisas?
Y así, en el Bosque de las Emociones, Timo aprendió a ser su propio faro, aprendiendo a regular sus emociones, dejando que fluyera el río, y celebrando su interior.
Pregunta Reflexiva
Ahora, querido lector, si pudieras hablar con tus Nubes de Sonrisas o tus Ríos de Lágrimas, ¿qué te gustaría decirles?
#cuento terapéutico sobre el control del llanto




