Las nubes de colores y el secreto del arco de la calma

Había una vez un pequeño pueblo llamado Lluvilandia, donde las nubes no eran blancas, sino de todos los colores del arcoíris. Las nubes de colores danzaban por el cielo, y cada una de ellas representaba una emoción especial. En este mundo mágico vivía un niño llamado Lio, que tenía el corazón lleno de sueños, pero a menudo se encontraba rodeado de nubes grises de enojo.

Una tarde, mientras jugaba en el jardín de su abuela, Lio sintió cómo el viento se tornó frío. De repente, una gran nube roja apareció sobre su cabeza, emitiendo un zumbido constante. Era la Llama de la Rabia, un personaje travieso que siempre se aseguraba de que Lio se sintiera frustrado.

—¡Quítate de mi camino, nube roja! —gritó Lio, pero la nube solo se movió más cerca, cubriendo su sol.

De pronto, una suave brisa sopló y apareció la Hada del Silencio, un ser pequeño con alas brillantes que emitían un suave resplandor.

—Lio, ¿por qué dejas que la nube roja te moleste? —preguntó el hada.

—No lo sé —respondió Lio, sintiéndose confundido—. ¡A veces me siento tan enojado y no puedo evitarlo!

La Hada del Silencio le sonrió, y con un movimiento de mano, hizo que un arco de luz apareciera en el cielo, brillando como un hermoso arcoíris.

—Este es el Arco de la Calma —explicó—. Cada color tiene un poder especial que puede ayudarte a transformar tus emociones. Pero primero, debes aprender a escuchar lo que sientes.

Curioso, Lio observó cada color del arco:

  • Rojo: Para sentir y reconocer la rabia.
  • Naranja: Para encontrar el valor y hablar sobre lo que lo molesta.
  • Amarillo: Para llenar su corazón de alegría y recordar momentos felices.
  • Verde: Para la paz y el perdón, tanto hacia él como hacia los demás.
  • Azul: Para aliviar la tristeza y buscar la felicidad.
  • Violeta: Para la creatividad y la imaginación, donde las malas emociones pueden convertirse en dibujos y cuentos.

—Quiero intentarlo —dijo Lio, sintiéndose emocionado.

La Hada del Silencio le dio una pluma mágica y le dijo:

—Cada vez que sientas la nube roja acercándose, dibuja una línea de cada color. Hazlo en tu mente, en papel o simplemente en el aire. Así podrás recordarlo y encontrar tu propia calma.

Lio comenzó a practicar. Cuando la Llama de la Rabia regresó, él se quedó quieto y dibujó un arco en el aire: primero el rojo, luego el naranja, el amarillo, el verde, el azul y finalmente el violeta. Poco a poco, la nube roja se disipó como un suspiro en la brisa.

—¡Funciona! —gritó Lio, saltando de alegría.

Desde ese día, cada vez que sentía la nube roja acercarse, Lio activaba su arco de colores. Aprendió a hablar sobre sus enojos, a compartir su tristeza, y supo que no había emoción mala, solo formas de sentirse. Las nubes de colores ya no eran una carga, sino amigos que le recordaban sus propias emociones.

Finalmente, un día, en medio de una tarde soleada, Lio miró al cielo y se dio cuenta de que todas las nubes danzaban con colores vibrantes, incluso la roja. Comprendió que, así como el cielo puede estar cubierto de nubes, su corazón también podía enfrentarse a diferentes emociones. El secreto del Arco de la Calma nunca se iría de su mente ni de su corazón.

Y así, Lio se convirtió en un protector de su mundo interior, siempre listo para dibujar su arco de colores cuando la Llama de la Rabia quería hacer su aparición.

Moraleja implícita: Las emociones son parte de nosotros, y aprender a manejarlas puede transformarlas en algo hermoso.

Pregunta reflexiva: ¿Qué colores dibujas cuando sientes diferentes emociones?

#cuento terapéutico sobre el control del enojo

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