En un bosque encantado, lleno de árboles eternamente verdes y flores que brillaban como estrellas, vivía un pequeño pájaro llamado Colorín. Colorín era un pájaro diminuto, con plumas de todos los colores del arcoíris. Sin embargo, había algo que lo hacía sentir triste: tenía miedo de cantar.
Cada mañana, mientras los demás pájaros llenaban el aire con hermosas melodías, Colorín se escondía tras una hoja grande, temeroso de mostrar su voz. «¿Y si canto y todos se ríen de mí?», pensaba, y su pequeño corazón se llenaba de temor.
Un día, mientras observaba a sus amigos desde su escondite, apareció un misterioso personaje. Era el Hada de los Sueños, con alas brillantes que reflejaban la luz del sol. Se acercó a Colorín y le dijo:
— ¿Por qué te escondes, pequeño pájaro? Tu colorido plumaje está hecho para brillar, ¡al igual que tu voz!
Colorín sintió cómo su corazón palpitaba más rápido. Miró al hada y respondió:
— Tengo miedo de hacer el ridículo. No quiero que otros se rían de mí.
El Hada de los Sueños sonrió y le dijo:
— Todos tenemos miedos, Colorín. Pero a veces, el valor se encuentra justo en el interior. ¿Te gustaría que juguemos a un juego?
Colorín, curioso, asintió. El hada lo llevó a un claro especial del bosque, donde había un círculo mágico de flores. Allí, cada flor representaba un sentimiento: la Risa, la Tristeza, la Alegría, y el Miedo. El Hada explicó:
— Cuando sientas miedo, puedes hablarle al Miedo como si fuera un amigo. ¿Te gustaría intentarlo?
Colorín sintió un cosquilleo en su interior. Se acercó a la flor que representaba el Miedo y, con un hilo de voz, dijo:
— Miedo, a veces me haces sentir pequeño y triste. Pero hoy quiero ser valiente.
A medida que hablaba, la flor empezó a brillar intensamente. Colorín se sorprendió y continuó:
— Quiero cantar, aunque tenga miedo. ¿Me acompañarás?
En ese instante, el Hada aplaudió con alegría.
— ¡Eso es! Cada vez que te sientas temeroso, puedes hablar con tu Miedo y elegir ser valiente. Ahora, ¡es tu turno de volar y cantar!
Colorín sintió una energía cálida recorriendo su cuerpo. Miró a sus amigos, que aún estaban cantando. Con el corazón lleno de valor, se puso de pie y extendió sus alas.
Al principio tembló un poco, pero empezó a cantar. Su voz era suave como un susurro, pero al mismo tiempo, llenó el aire con luz y color. Los otros pájaros se detuvieron y miraron sorprendidos. Pero en lugar de reír, comenzaron a volar alrededor de Colorín, animándolo a seguir cantando.
Con cada nota que salía de su corazón, Colorín se sentía más fuerte y feliz. Al terminar su canción, una lluvia de luces brillantes surgió de su plumaje, llenando el espacio de magia y sonrisas. Los pájaros aplaudieron y celebraron su valentía.
Al regresar al claro con el Hada de los Sueños, Colorín entendió que los miedos no desaparecen, pero se pueden enfrentar con amor y alegría. Desde aquel día, no solo cantó, sino que también ayudó a otros pájaros a enfrentar sus propios miedos.
Y así, Colorín el Valiente Pequeño Pájaro se convirtió en el cantor del bosque, llenando de música y colores a todos a su alrededor.
Moraleja: Cada uno tiene sus propios miedos, pero enfrentarlos con amor y valentía puede convertirnos en quienes realmente somos.
Y tú, ¿qué miedo te gustaría enfrentar y convertirlo en algo hermoso?
#cuento terapéutico sobre el miedo al ridículo