El Jardín Espejo de los Sueños Perdidos

Presentación del Protagonista

Había una vez en un rincón mágico del mundo, un pequeño dragón llamado Brillito. Brillito era un dragón curioso, con escamas brillantes de colores que cambiaban según su estado de ánimo. Sin embargo, había algo que le preocupaba: a veces sentía que sus colores se volvían opacos y su luz se apagaba, sobre todo cuando se sentía triste o confundido.

Un Mundo Imaginativo

Un día, mientras exploraba un bosque lleno de árboles cantores y flores danzantes, Brillito escuchó murmullos a su alrededor. Siguiendo los sonidos, encontró un sendero que lo llevó a un lugar especial: el Jardín Espejo de los Sueños Perdidos. Este jardín estaba lleno de espejos que reflejaban no solo imágenes, sino también emociones. Algunos estaban cubiertos de polvo, otros brillaban intensamente, y Brillito sintió una extraña conexión con aquel lugar.

Personajes Simbólicos

En el jardín, conoció a unos amigos extraordinarios. La primera fue LuzMar, una mariposa dorada que representaba la alegría. LuzMar siempre volaba cerca de Brillito, recordándole los momentos felices que había tenido. Luego estaba el Monstruo del Miedo, un pequeño ser peludo con ojos grandes y tristes. A veces, este monstruo le susurraba a Brillito que no era lo suficientemente bueno. Pero también había la Llama de la Rabia, que a menudo se transformaba en llamas suaves y cálidas, que en lugar de quemar, llenaban de energía el alma.

Desarrollo del Conflicto

Con el tiempo, Brillito comenzó a notar que era difícil mirar los espejos. Los reflejos le mostraban sus inseguridades: el miedo a no ser querido, la tristeza de no encajar y la rabia que sentía cuando alguien le decía algo hiriente. En uno de esos momentos, el Monstruo del Miedo se acercó y le dijo: «No puedes volar alto si sigues creyendo en mí.» Brillito se sintió desanimado y pensó que tal vez no podría jamás ser realmente feliz.

Reflexión Emocional

Sin embargo, LuzMar, con su brillo dorado, se posó a su lado: «Brillito, cada emoción es una parte de ti. El miedo, la tristeza y la rabia son allí para enseñarte algo importante sobre ti mismo.» Al escucharla, Brillito comenzó a conversar con sus emociones y a jugar con ellas. Se dio cuenta de que el Monstruo del Miedo podía ser un compañero que le ayudara a aventurarse a lo desconocido. La Llama de la Rabia, en lugar de ser aterradora, se convirtió en una chispa que lo impulsaba a hacer cosas nuevas.

Apoyo de Figuras Mágicas

Con cada conversación, los espejos comenzaron a brillar más intensamente. Brillito aprendió que cuando se sentía triste, podía buscar a LuzMar y recordar momentos felices, y que, con el Monstruo del Miedo, podía explorar sus inseguridades sin dejar que lo gobernara. Cada emoción era un espejo que le mostraba una parte de su verdadero ser.

Cierre Esperanzador

Al final de su aventura en el Jardín Espejo de los Sueños Perdidos, Brillito ya no temía a sus emociones. Sus colores habían vuelto a brillar con fuerza, y ahora cada tono reflejaba una parte de su historia: sus risas, sus lágrimas, sus miedos y sus valentías.

Con una sonrisa, Brillito dejó el jardín, llevando consigo la lección más valiosa: «Las emociones son como un hermoso arcoíris, cada color tiene su propio lugar.» Y así, aprendió que al aceptar sus sueños perdidos, podía crear nuevos y más brillantes.

Reflexión Final

Mientras volaba hacia nuevas aventuras, Brillito miró hacia el cielo y se preguntó: “¿Qué colores quiero añadir a mi arcoíris hoy?”

Así, el pequeño dragón continuó explorando, siempre llevando sus sueños y emociones consigo, listos para ser transformados en las maravillas de la vida.

Y tú, ¿qué colores estás añadiendo a tu arcoíris?

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