El Jardín de los Sentimientos: Un Viaje al Corazón de los Amigos

En un rincón especial del mundo, donde las nubes eran de algodón y las flores estaban llenas de colores brillantes, existía un lugar mágico llamado El Jardín de los Sentimientos. En este jardín, cada planta representaba una emoción, y cada emoción tenía su propio aroma y su propio sonido.

Nuestro protagonista, un pequeño unicornio llamado Luzia, tenía una tarea muy especial: debía cuidar del jardín y hacer que cada emoción floreciera en armonía. Pero existía un pequeño problema: Luzia, aunque era muy feliz, tenía dificultades para entender lo que sentían sus amigos del jardín.

Un día, mientras recolectaba flores, Luzia escuchó el llanto de su amiga, la pequeña nube llamada Nubi. “¿Por qué lloras, Nubi?” le preguntó Luzia con suavidad.

“Es que siento que nadie me entiende”, respondió la nube, con su voz suave como el viento. “A veces me siento triste y no sé cómo expresar lo que siento”.

Luzia sintió un cosquilleo en su corazón. No sabía cómo ayudar a su amiga, así que decidió visitar a la Sabia Flor del Jardín. Esta flor siempre tenía la respuesta adecuada. Cuando llegó, la Sabia Flor le sonrió y le dijo:

“Para comprender a los demás, a veces necesitamos mirar dentro de nosotros mismos. ¿Quieres conocer a las emociones de tus amigos? Puedes viajar a su mundo interior”.

Intrigada y un poco nerviosa, Luzia aceptó la propuesta. La Sabia Flor comenzó a cantar una melodía suave, y de repente, el jardín se llenó de luces brillantes que formaron un camino hacia el interior de Nubi.

Luzia caminó por el camino de luces y entró al mundo de la nube. Allí vio a varias pequeñas criaturas: el Monstruo del Miedo, que se escondía en las sombras, y el Hada del Silencio, que a menudo se sentaba en un rincón sin hablar.

“¿Por qué están aquí?” preguntó Luzia.

“Nosotros somos sus sentimientos, Nubi nos guarda, pero a veces no sabe que existimos”, respondió el Monstruo del Miedo, con voz temblorosa.

Luzia se acercó a ellos y, en ese momento, comprendió que cada emoción tenía una razón de ser. Así que, con toda su valentía, les habló:

“Les prometo que ayudaré a Nubi a escucharlos y a expresarles. No tengan miedo de mostrar sus sentimientos; todos son importantes”.

De repente, el cielo se despejó y las criaturas comenzaron a brillar. El Hada del Silencio agitó sus alas y dijo: “Gracias, Luzia. Ahora Nubi sabrá que no está sola en sus sentimientos”.

Luzia viajó de vuelta al Jardín de los Sentimientos y encontró a Nubi esperando. Con una sonrisa, comenzó a compartir lo aprendido y alentó a Nubi a hablar de lo que sentía. Con cada palabra, la nube fue liberando su tristeza, y con cada lágrima, florecieron nuevas flores en el jardín.

Poco a poco, Luzia se dio cuenta de que si escuchaba de verdad a sus amigos y les daba espacio para sentir, El Jardín de los Sentimientos se volvía aún más hermoso y rico en matices.

Al final del día, Luzia observó el jardín, que ahora brillaba más que nunca. Con alegría en su corazón, abrazó a Nubi y les prometió que siempre estarían allí la una para la otra, sin miedo a expresar lo que sentían.

Y así, el Jardín de los Sentimientos siguió floreciendo, gracias a la empatía y el amor que todos compartieron.

¿Y tú, cómo te sientes hoy?

#cuento terapéutico sobre la empatía

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