El Jardín de las Sonrisas Perdidas

Presentación del Protagonista

En un pequeño pueblo llamado Arcoiris, vivía una niña llamada Sofía. Sofía era dulce como un caramelo y tenía una risa que sonaba como una melodía. Sin embargo, en su corazón escondía un gran secreto: aunque en su cara siempre había una sonrisa, a veces se sentía triste y sola.

Un día, mientras paseaba por el bosque, encontró algo increíble: una puerta mágica que brillaba con colores vivos. Con curiosidad, Sofía decidió cruzarla.

Un Mundo Imaginativo

Al otro lado de la puerta, Sofía llegó a un lugar maravilloso llamado El Jardín de las Sonrisas Perdidas. Allí, cada flor era una sonrisa olvidada, con pétalos de colores brillantes. Sin embargo, a medida que miraba a su alrededor, notó que algunas flores estaban marchitas y tristes.

De pronto, un pequeño ser brilloso, que parecía una mezcla de mariposa y estrella, se acercó a ella.

—¡Hola, Sofía! Soy Lila, el guardián de este jardín. Las flores están tristes porque las risas de los niños que las cuidaban se han perdido.

Los Personajes Simbólicos

Sofía se sentó en el suelo junto a Lila y, aunque su corazón se llenaba de inquietud, decidió preguntarle.

—¿Por qué las sonrisas se han perdido?

Lila aleteó suavemente y explicó:

—Muchos niños, como tú, han olvidado cómo reír y sonreír por las cosas que pasan en sus vidas, como el miedo o las palabras hirientes.

Justo en ese momento, apareció un pequeño monstruo de pelaje esponjoso llamado Miedo.

—¡Yo solo quería proteger a las flores! —dijo con una voz temblorosa—. No quiero que se sientan heridas.

—Pero, querido Miedo —intervino Lila—, necesitamos dejar que el corazón pueda sentir, incluso si a veces duele.

Sofía se dio cuenta de que ese Monstruo del Miedo, que a menudo había habitado en su propia vida, no era tan terrible. Solo quería cuidarla.

Desarrollo del Conflicto

A medida que Sofía exploraba el jardín, más personajes aparecieron. La Llama de la Rabia chisporroteaba y ardía en un rincón, mientras que el Hada del Silencio revoloteaba en silencio, mirando a las flores marchitas.

Sofía sintió que necesitaba ayudarlos a todos, y a ella misma, a encontrar su alegría nuevamente. Con la ayuda de Lila, comenzaron a hablar y jugar juntos.

La Resolución Emocional

Juntos, Sofía, Lila y los nuevos amigos crearon un juego. Cada uno compartía una anécdota sobre algo que les había hecho sentir tristes o enojados. Miedo habló sobre la vez que se sintió rechazado, la Llama expresó su furia porque nadie la escuchaba, y el Hada del Silencio mencionó su deseo de hablar, pero el miedo a ser juzgada la callaba.

Sofía, muy valiente, compartió su propia historia: cómo, a veces, sentía que no encajaba en su grupo de amigos, y eso le causaba tristeza. Al escucharla, las flores comenzaron a abrirse lentamente, y sus colores se hicieron más vivos.

Cierre Esperanzador

Con cada risa, cada palabra compartida y cada flor que recuperaba su color, Sofía se dio cuenta de algo maravilloso: no estaba sola. El amor y el apoyo de sus nuevos amigos le habían enseñado que todos pueden sentir miedo y tristeza, pero juntos podían encontrar alegría y recuperar las sonrisas perdidas.

Finalmente, con el jardín floreciente a su alrededor, Lila le regaló a Sofía una pequeña semilla.

—Cuando vuelvas a casa, plántala y cuídala. Te recordará que siempre puedes encontrar sonrisas, incluso en momentos difíciles.

Sofía sonrió con fuerza mientras se despidió de sus amigos y cruzó de nuevo la puerta hacia su hogar.

Reflexión Final

De regreso en Arcoiris, Sofía se sintió diferente. Miró la semilla en su mano y supo que había aprendido a cuidar de sus propias sonrisas.

Antes de dormir, pensó en el Jardín de las Sonrisas Perdidas y se preguntó suavemente:

—¿Qué haré yo para que mis sonrisas siempre florezcan, incluso cuando me sienta triste?

Y así, Sofía se quedó dormida, con una sonrisa brillante en su rostro.

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