El Jardín de las Emociones Olvidadas

El Jardín de las Emociones Olvidadas

Había una vez un pequeño duende llamado Lumen, que vivía en un bosque encantado lleno de colores brillantes y risas melodiosas. Sin embargo, Lumen no siempre sonreía. A veces, sentía una pesada nube de tristeza en su corazón, y otras veces, llamas furiosas de rabia chisporroteaban en su pecho. A menudo, se comportaba de maneras que no le gustaban, y le resultaba difícil entender todo lo que sentía.

El descubrimiento del Jardín de las Emociones Olvidadas

Un día, mientras buscaba nuevas flores para su colección, Lumen tropezó con un arbusto espeso, y de la nada, apareció un camino cubierto de brillantes piedras de colores. Intrigado, decidió seguirlo y pronto se encontró en un lugar mágico: El Jardín de las Emociones Olvidadas.

Las flores que sentían

Este jardín era un lugar impresionante, lleno de flores que brillaban con diferentes colores. Cada una de ellas representaba una emoción: la rosa roja chorreaba la Rabia, el azul profundo irradiaba Tristeza, y la amarilla resplandeciente era la Alegría. Lumen nunca había visto emociones que parecían tener vida propia.

Un encuentro especial: Casi y la flor de la Rabia

Mientras caminaba por el jardín, Lumen se encontró con Casi, un pequeño monstruo de pelaje esponjoso y ojos brillantes. Casi estaba sentado junto a la flor de la Rabia, con una expresión de frustración.

“¿Por qué estas flores son tan grises?”, le preguntó Lumen.

Casi suspiró, “Porque a veces las olvidamos. La Rabia se siente ignorada, y se convierte en un monstruo grande y ruidoso cuando no la escuchamos. ¿Y tú? ¿Has olvidado tus emociones?”

La Llama de la Rabia enseña una nueva forma de sentir

Lumen frunció el ceño. No se había dado cuenta, pero había estado evitando sus sentimientos. Sin embargo, en lugar de sentirse culpable, sintió que necesitaba aprender.

Entonces, la Llama de la Rabia apareció, danzando por el aire. “Tu rabia es importante, Lumen. No debe ser ignorada. Cuando sientes que la rabia explota, es una señal de que algo no está bien. ¿Qué quieres hacer cuando sientas eso?”

Lumen pensó en los momentos en que había gritado o se había comportado mal. “Quiero encontrar otra forma de sentirme”, dijo con voz tierna.

La Llama sonrió. “¿Y si juegas conmigo? Imagina que transformas esa rabia en energía creativa. Puedes bailar, pintar o reír a carcajadas. Tu rabia puede ser energía que te impulse a hacer algo maravilloso.”

Al escuchar esto, Lumen se sintió aliviado y comenzó a bailar. Saltaba y giraba, dejando que la Llama de la Rabia iluminara su corazón. Descubrió que podía usar sus emociones de forma positiva.

 El Jardín de las Emociones Olvidadas lleno de flores mágicas

Trista: La sabiduría de la tristeza

Más adelante, encontró una hermosa flor azul y se sentó junto a ella. De la flor nació Trista, la encarnación de la tristeza.

“Hola, pequeño duende», dijo con suavidad. “A veces, me escondo porque la gente me teme, pero si te sientes triste, es bueno hablar de ello. Las lágrimas pueden traer claridad, y al compartirla, te sentirás más ligero”.

“¿Y si no puedo encontrar las palabras?”, preguntó Lumen.

Trista sonrió. “Puedes dibujar tu tristeza. Anotar lo que sientes. Comunicarlo hay muchas formas. Siempre hay una salida.”

El poder de aceptar y expresar emociones

Lumen escuchó con atención y sintió que su corazón se llenaba de colores nuevos. Se dio cuenta de que no tenía que sentir miedo a sus emociones; podía escucharlas, entenderlas y, sobre todo, expresarlas.

Una transformación en El Jardín de las Emociones Olvidadas

Al salir de El Jardín de las Emociones Olvidadas, Lumen se sintió más fuerte. Había aprendido a reconocer sus emociones y a utilizarlas como herramientas para crecer. Su comportamiento comenzó a mejorar, y poco a poco, las nubes grises se disiparon.

Desde entonces, siempre que sentía una emoción intensa, buscaba su propia Llama de la Rabia o a su amiga Trista. Aprendió que cada emoción tiene su valor y su lugar en su corazón.

Reflexión final para pequeños y grandes lectores

Y así, Lumen siguió viajando por el bosque cantando y creando, con corazones alrededor de él que fulguraban en colores brillantes, porque había encontrado su camino a través de El Jardín de las Emociones Olvidadas.

¿Y tú, qué emociones podrías explorar en tu propio jardín?

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