El Espejo de los Sueños: Un Viaje al Interior

En un rincón de un bosque encantado, donde los árboles susurraban secretos y las flores cantaban melodías suaves, vivía una pequeña ave llamada Lila. Lila tenía un plumaje de muchos colores, pero había un aspecto de ella que la hacía sentir muy diferente: tenía un corazón que a veces se llenaba de nubes oscuras.

Lila quería volar alto y hacer nuevos amigos, pero a menudo se sentía triste y sola porque cargaba con el Monstruo del Miedo. Este monstruo era pesado y grizzly, con ojos grandes y tristes, que siempre aparecía cuando Lila pensaba en lo que podría salir mal. Por eso, a veces, no se atrevía a explorar más allá de su árbol.

Un día, mientras volaba despacio, Lila se encontró con un lugar que nunca había visto. Era una cueva mágica con paredes de cristales que brillaban, y al fondo, había un extraño espejo. El espejo no reflejaba la imagen de Lila, sino un hermoso y brillante paisaje lleno de colores vibrantes. Intrigada, se acercó.

—Yo soy el Espejo de los Sueños —dijo una voz melodiosa que resonó de las paredes—. Aquí, puedes ver lo que realmente sientes.

Lila miró de nuevo y, esta vez, vio al Monstruo del Miedo a su lado, aplastando su corazón. Era un momento difícil, y Lila sintió que el miedo la abrazaba. Pero el Espejo de los Sueños la animó.

—No te olvides, Lila —dijo con ternura—, que el miedo no es el enemigo. Puede enseñarte sobre ti misma.

Con un suspiro profundo, Lila decidió enfrentar al Monstruo del Miedo. Se acercó y, sorprendentemente, vio que el monstruo tenía un rostro triste.

—¿Por qué estás tan triste, Monstruo del Miedo? —preguntó Lila, sintiendo que la conexión podía ayudarlos.

—Porque tengo miedo a no ser querido —susurró el Monstruo—. Siempre creí que era un obstáculo, que asustaba a los demás.

En ese instante, Lila comprendió algo profundo: el Monstruo del Miedo también era parte de ella. Así que, en lugar de huir, decidió jugar con él.

—Vamos a volar juntos —dijo Lila, extendiendo sus alas brillantes—. Te mostraré que ser diferente no es malo.

Y, así, emprendieron un vuelo. Lila, con su corazón lleno de colores, y el Monstruo del Miedo, con suavidad y ternura, descubrieron paisajes que nunca habían imaginado. Juntos, se dieron cuenta de que el miedo no era sólo temor, sino también respeto por lo desconocido.

Al regresar al Espejo de los Sueños, Lila miró su reflejo nuevamente. Esta vez, no vio un punto oscuro en su corazón, sino una luz que brillaba. A su lado, el Monstruo del Miedo se había transformado en una nube suave que la seguía, recordándole que estaba bien sentirse asustada a veces.

—Gracias, Lila. Eres valiente —dijo el Monstruo con voz dulce.

Lila sonrió y sintió que cada emoción tenía su lugar dentro de ella. Con el tiempo y el amor, aprendió que aceptarse era el primer paso para volar alto.

Así, con cada nuevo día en el bosque encantado, Lila recordaba su viaje y cómo, junto con su Monstruo del Miedo, aprendió a volar libremente, incluso cuando sentía sus pequeñas nubes oscuras.

Y así, siempre que miraba al Espejo de los Sueños, sabía que no estaba sola.

Pregunta Reflexiva:

¿Qué sientes cuando algo te asusta? ¿Cómo podrías volar junto a tu propio Monstruo del Miedo?

#cuento terapéutico sobre la autoobservación

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