El Espejo de Colores y la Princesa de su Propio Corazón

El Espejo de Colores y la Princesa de su Propio Corazón

Érase una vez en un reino brillante y lleno de magia llamado Colorlandia, donde los campos florecían con flores de todos los colores y los árboles susurraban melodías alegres. En este lugar vivía una encantadora princesa llamada Lila. A Lila le encantaba crear obras de arte con los colores del mundo, pero había un secreto que guardaba en su corazón: no se sentía tan hermosa como sus pinturas.

Un día, mientras paseaba por el bosque encantado, Lila encontró un viejo espejo cubierto de polvo y enredaderas. Cuando lo limpió, el espejo comenzó a brillar con colores destellantes. De repente, una dulce voz emergió de él:

—Hola, princesa Lila. Soy el Espejo de Colores. Te ayudaré a ver la belleza que hay dentro de ti.

Lila, sorprendida, se asomó al espejo. Pero, en lugar de ver su reflejo, vio una sombra oscura que representaba el «Monstruo del Miedo». Este monstruo le susurraba todo lo que la hacía dudar de sí misma: «No eres lo suficientemente buena», «No vales tanto como los demás».

Lila sintió que el miedo se apoderaba de ella y se alejaba del espejo. Sin embargo, el Espejo de Colores no se rindió y le dijo:

—¿Qué tal si jugamos a un juego? Cuando sientas que el Monstruo del Miedo aparece, dibuja con los colores de tus emociones. Deja que tu corazón guíe tu pincel y muestra lo que sientes.

Intrigada, Lila decidió probarlo. Con cada trazo de su pincel, comenzó a exteriorizar su tristeza, su frustración, y también su alegría y amor. Cada color tenía una voz. El azul habló de su tristeza; el amarillo, de su felicidad; y el rojo, de su valentía.

Al final, Lila miró su obra con asombro. La combinación de colores representaba sus emociones, pero también algo más: ¡su fuerza!

Con el tiempo, Lila decidió enfrentar nuevamente al Monstruo del Miedo. Esta vez, llevaron a cabo un diálogo.

—Eres solo una parte de mí, no soy solo lo que me dices —dijo Lila con valentía—. No necesito dejar que dictes cómo me siento.

El Espejo de Colores sonrió y se iluminó más que nunca:

—Has encontrado a la Princesa de tu Propio Corazón, Lila. La belleza no está solo en lo que ves, sino en cómo sientes y te expresas.

Lila se sintió ligera y libre. Esa noche, celebró una gran fiesta en Colorlandia, donde todos pintaron y compartieron sus emociones a través del arte. Aprendieron que cada color tiene su lugar en el corazón, y que juntos forman un hermoso arcoíris.

Moraleja implícita:

La verdadera belleza surge de la aceptación y la expresión de uno mismo.

Cierre reflejante:

Y así, el Espejo de Colores y la Princesa de su Propio Corazón vivieron felices, recordando siempre que los colores de sus emociones son esenciales para ser verdaderamente libres.

¿Qué colores hay en el espejo de tu corazón hoy?

#cuento terapéutico sobre la autoimagen

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